“Halliday no concibe el lenguaje independientemente de su uso, de la cultura a la que sirve y de la cual es producto, como tampoco concibe las funciones del lenguaje únicamente en relación con los participantes considerados en abstracto, sino en relación con los usos mismos, con los comportamientos sociales de esos participantes.”
A partir de esto es posible distinguir que su teoría parte del habla social, de la realización real y concreta del lenguaje.
Por esta razón Halliday distingue entre macrofunciones del lenguaje y microfunciones del lenguaje. Las primeras, hacen referencia a aquellas funciones universales, verdaderas, constantes y subyacentes a toda forma de lenguaje, cualquiera sea el ámbito cultural. Las segundas, es decir, microfunciones del lenguaje, son las que corresponden al uso concreto y real del habla, éstas se presentan en número infinito, diversificándose según las culturas y situaciones concretas.
Asimismo, para Halliday la adquisición de una lengua consiste en el dominio progresivo del potencial funcional, que se incrementa hasta una tercera fase, en el cual se registran ya funciones características del lenguaje adulto. Las tres fases son las siguientes:
Primera Fase (1 a 15 meses): Domina las funciones básicas extra-lingüísticas. Funciones que corresponden con usos de la lengua simple, no integrados y necesarios para la transición al sistema adulto, por considerarse universales culturales. Las funciones en esta fase son discretas y su aparición ocurre rigurosamente en el orden señalado. Desarrolla una estructura articulada en expresión y contenido. Los sonidos producidos no coinciden y los significados no son identificables.
Se caracteriza por:
Segunda Fase (16 – 22 meses): Transición del lenguaje del niño al primer lenguaje del adulto. Se divide en dos etapas:
Tercera Fase (22 meses en adelante): El niño entra en una fase que supone la adecuación del lenguaje infantil a la lengua del adulto. Ya no se dará una correspondencia unívoca entre función y uso, se caracteriza por una pluralidad funcional. Aparecen tres nuevas funciones:
A partir de esto es posible distinguir que su teoría parte del habla social, de la realización real y concreta del lenguaje.
Por esta razón Halliday distingue entre macrofunciones del lenguaje y microfunciones del lenguaje. Las primeras, hacen referencia a aquellas funciones universales, verdaderas, constantes y subyacentes a toda forma de lenguaje, cualquiera sea el ámbito cultural. Las segundas, es decir, microfunciones del lenguaje, son las que corresponden al uso concreto y real del habla, éstas se presentan en número infinito, diversificándose según las culturas y situaciones concretas.
Asimismo, para Halliday la adquisición de una lengua consiste en el dominio progresivo del potencial funcional, que se incrementa hasta una tercera fase, en el cual se registran ya funciones características del lenguaje adulto. Las tres fases son las siguientes:
Primera Fase (1 a 15 meses): Domina las funciones básicas extra-lingüísticas. Funciones que corresponden con usos de la lengua simple, no integrados y necesarios para la transición al sistema adulto, por considerarse universales culturales. Las funciones en esta fase son discretas y su aparición ocurre rigurosamente en el orden señalado. Desarrolla una estructura articulada en expresión y contenido. Los sonidos producidos no coinciden y los significados no son identificables.
Se caracteriza por:
- Vocalizaciones pre-lingüísticas
- Relación observable constante: expresión-contenido
- Todavía no están presentes las palabras o enunciados, no hay nivel gramatical
Segunda Fase (16 – 22 meses): Transición del lenguaje del niño al primer lenguaje del adulto. Se divide en dos etapas:
- La Macética o de "aprender": conjunción de las funciones personal y heurística, que se refiere al proceso de categorización y conocimiento del entorno.
- La pragmática o de "hacer": en la que se conjugan la instrumental y la reguladora. El niño por medio del lenguaje satisface las necesidades básicas de comunicación y le sirve para conectarse con el medio ambiente. Significa el primer paso hacia el uso "informativo" de lengua. El diálogo, factor de importancia capital para la teoría de Halliday, implica formas puramente lingüísticas de interacción social y al mismo tiempo ejemplifica el principio general por el que las personas adoptan papeles, los asignan o rechazan los que se asignan.
Tercera Fase (22 meses en adelante): El niño entra en una fase que supone la adecuación del lenguaje infantil a la lengua del adulto. Ya no se dará una correspondencia unívoca entre función y uso, se caracteriza por una pluralidad funcional. Aparecen tres nuevas funciones:
- Ideativa: para expresar contenidos, producto de la experiencia del hablante y su visión del mundo real (utilización del lenguaje para aprender).
- Interpersonal: que permite el establecimiento y mantenimiento de relaciones sociales. Se trata de una función interactiva y sirve para expresar los diferentes roles sociales incluyendo los roles que cada uno asume en la comunicación.
Estas dos funciones básicas manifiestan los objetivos que las personas persiguen empleando el lenguaje: entender el mundo y actuar en él. La tercera metafunción es necesaria para hacer funcionar los componentes ideativos e interpersonal, es ente sentido, es instrumental para ellas.
- Textura: es el mensaje lingüístico en sí mismo. Proporciona al hablante la posibilidad de utilizar adecuadamente los potenciales de significado y de organizarlos de modo coherente. Domina un sistema multifuncional, ya que sabe cómo asignar los significados.
La propuesta teórica de Michael Halliday, implicó el cuestionamiento de las propuestas de dos grandes lingüistas: Ferdinand de Saussure y William Lavob, puesto que ninguna de las dos permitía un estudio acabado del binarismo "lengua"/"habla"; o era la opción sistémica (lengua) o la opción funcional (habla). Halliday plantea la discusión al respecto, en el libro "El lenguaje como semiótica social" (1979).
Además, propone siete alternativas básicas en la etapa inicial del desarrollo lingüístico de un niño normal:
Además, propone siete alternativas básicas en la etapa inicial del desarrollo lingüístico de un niño normal:
- Instrumental: "yo quiero", para la satisfacción de necesidades materiales.
- Regulatoria: "haz como te digo", para controlar el comportamiento de otros.
- Interaccional: "tú y yo", para familiarizarse con otras personas.
- Personal: "aquí estoy yo", para identificarse y expresarse a sí mismo.
- Heurística: "dime por qué", para explorar el mundo circundante y el interno.
- Imaginativa: "vamos a suponer", para crear un mundo propio.
- Informática: "tengo algo que decirte", para comunicar nueva información.
M.A.K HALLIDAY. (1979). El lenguaje como semiótica social. México: Fondo de cultura económica.
Mª Dolores Domínguez González,
Carolina Ruiz Pérez,
Begoña González García.
Carolina Ruiz Pérez,
Begoña González García.
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